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 Política Politics



En el torbellino de la política india, surge ahora una nueva estrella. Se trata de Hardik Patel, un mediocre ex-estudiante de ingeniería electrónica que, antes de entrar en política, ayudaba en el negocio de su padre y que hasta hace un mes nadie conocía.

En julio, Patel, fundó un partido “patelista” llamado PAAS, en defensa de la comunidad (o casta) de los Patel. La reivindicación principal es disponer de una reserva  de puestos en la educación y en los trabajos públicos, igual que existe para otras castas inferiores. La espectacular respuesta popular a esta reivindicación ha encumbrado al joven Hardik, que hoy en Delhi, ya declara que tiene aspiraciones para entrar en política nacional.

La prensa intenta averiguar cómo este desconocido pudo, la semana pasada, convocar en un mitin a 500.000 personas. ¿Quién hay detrás? Las teorías son varias pero todas apuntan a la oposición al primer ministro Narendra Modi, quien fue, él mismo, jefe del Ejecutivo de Guyarat (con el apoyo del 14% de la población que constituyen los Patel).

Esta casta campesina fue de las primeras en urbanizarse y en progresar en el mundo de los negocios. Comparándola con los adivasis o descastados, su poder adquisitivo es mucho mayor. ¿Por qué se revuelven ahora? El primer ministro Modi, ascendió al poder prometiendo a la clase media un aumento de la calidad de vida que no acaba de llegar. Por otra parte, la misma organización que le ayudó a alcanzar el poder, la ultra-nacionalista RSS, está, también, desencantada con Modi.

Nadie se atreve a hacer un pronóstico sobre el recorrido de este partido casteísta pero, si se atan los cabos, en varios estados está creciendo una creciente oposición de todo el espectro político (e incluso en el propio partido) al primer ministro Modi. Las elecciones del estado de Bihar en octubre, marcarán la tendencia de esta nueva oposición.





 Economía Economy



En los numerosos Centros de Pensamiento de Delhi, y no solo en los económicos, no hay debate posible. Al unísono, se proclama que la crisis en los mercados bursátil y de divisas chinos, enmascara un aterrizaje forzoso de la primera economía asiática. Este es el momento de la India, repite también la prensa india. Pero ¿por qué?

  • La India crece más que China. Según el FMI, el PIB chino no deja de disminuir (7,4 en 2014, 6,6 en 2015 y 6,3 para 2016) mientras que la India no deja de aumentar (7,3, 7,5 y 7,5). La burbuja inmobiliaria china es un síntoma del exceso de la capacidad de producción (los precios de la propiedad urbana pasaron de crecer un 5% en 2013, a caer ahora un – 5%).

Sin embargo La proverbial incapacidad de la política india para generar un consenso que apruebe la unidad del mercado interno o GST, tal y como ya se discutió en este mismo foro, hace que la India esté perdiendo un 2% de aumento de PIB anual. Ese 2% llevaría definitivamente a la India al objetivo de crecimiento del Gobierno indio.

  • Deuda pública: Mientras que China no tiene más margen para la inversión pública, la India puede absorber, solo en infraestructuras, billones (europeos) de dólares. La deuda pública china creció en el periodo entre la crisis de 2007 y el año pasado un 100%, mientras que la India (más por incapacidad para movilizar recursos que por otra razón) solo lo hizo un 5%.

Sin embargo El crédito no fluye. Las empresas indias no están dispuestas a costear la construcción de infraestructuras debido a que no reciben crédito. Éste, a su vez, no llega porque la banca pública (la mayoría del mercado financiero en la India) está sumida en la crisis de los llamados créditos malos que, concedidos durante el pasado boom de las infraestructuras de hace dos años, aún lastran los balance bancarios. El Gobierno indio, por su parte, solo sabe que atacar al Banco Central, acusándolo de no rebajar el tipo de interés. Sin embargo, el Gobernador de la Reserva india, teme que la presión inflacionista acabe por dar la puntilla a la incipiente recuperación india

  • Demografía favorable: mientras que la mayoría de la población en edad de trabajar (15-60 años) en 2015 es de 930 millones en China, por 817 en la India, en 2050, este dato productivo habrá cambiado: en China será de 674 millones, mientras que en la India habrá 940 millones.

Sin embargo La tasa de analfabetismo en la India deja en el aire su proyecto de industrialización. Parece difícil que el Gobierno pueda cumplir con la misión de que el débil sector secundario  (15% del PIB) pueda absorber al millón de nuevos trabajadores que se incorporan cada mes al mercado laboral. Estos seguirán abocados al empleo rural o a la economía informal que surge en los márgenes de las ciudades.

  • Consumo doméstico: según el Banco Mundial, el consumo interno como porcentaje del PIB en China representaba en 2013 casi el 50%, mientras que en la India era del 70%. La India tiene en este sentido un colchón para el crecimiento del que no dispone China, cuyo mercado orientado al exterior (en crisis) no podrá absorber el exceso de producción.
Este último indicador, una inflación más o menos controlada (en contraste con las tensiones deflacionarias chinas) y el mayor crecimiento de la economía india (no solo comparado con la china sino con el resto del mundo) hace que, de nuevo, la India disponga de una oportunidad histórica de recuperar el liderazgo económico del que históricamente ha dispuesto. La incógnita, como siempre, reside en saber si la India está en condiciones de asumir el reto o volverá a encerrarse en un bucle de caos, ineficiencia y corrupción.



 Sociedad Social 




Al menos ya hay debate en la sociedad india. La noticia enlazada en el título, se hace eco de un suceso que no es nuevo en la India. Un niño de 5 años murió a causa de las heridas que le produjeron las dentelladas de una jauría de perros callejeros. El suceso no ocurrió en la India rural sino en el Centro de Delhi.

El visitante, en su primera noche en la capital india, tras recuperarse del ¨choque emocional¨ que produce el caos circulatorio y la miseria que comprueba en cada semáforo, escucha los ladridos de los perros. Por la mañana, confirma que los canes pululan a sus anchas y en bandadas, entre la riada humana.

Cuando Obama visitó Delhi este enero, también observó como uno de estos perros callejeros irrumpía buenamente en medio de la parada militar. Lo desconcertante, para el extranjero, viene, no tanto de que los animalitos anden sueltos entre el caos, lo que sitúa al extranjero en la alteridad radical que experimenta a diario, es la reacción local ante este tipo de accidentes.

Twitter se llenó de comentarios con el perro que irrumpió en el evento mejor vigilado por el ejército y la policía india del año, pero eran de este tipo: “Ohhh, una nueva muestra del, quizás, excesivo cariño que los indios demostramos por nuestros animales”. Igualmente, la reacción tras la muerte del niño es sorprendente: las protectoras de animales recuerdan que los derechos de los animales y los de las personas van unidos. El foráneo, sensible a los derechos de los animales, no sale de su estupor. ¿Por qué comparar ambos derechos ante esta tragedia?, ¿Por qué no hay una campaña de recogida de estos animales? ¿Por qué no hay control sobre ellos?

La India, desde los tiempos del Emperador Ashoka, es única y pionera en declarar los derechos de los animales. Sin embargo, como en otros tantos aspectos, este avance de la civilización que se adelantó en varios siglos a la actual defensa de los animales que últimamente ocurre en Occidente, ha degenerado en una absurda justificación de un peligro público en nombre de la tradición y de una buena causa como es la protección de los animales. En ningún caso, esta sensibilidad hacia el reino animal puede ir en detrimento de la salud o la vida de las personas.

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